Comprar una vivienda es a menudo la inversión de toda una vida, por lo que debes aprovechar al máximo la visita. Para que la negociación tenga éxito de lado a lado, no tomes la visita que estás a punto de hacer a la ligera.
Cuando visites la vivienda en cuestión, ten en cuenta su estado general, así como la presencia de olores extraños, manchas o malos acabados, iluminación, estado de los baños, entre otros. No dudes en hacer muchas preguntas sobre la propiedad: cuando se construyó, cuándo se reemplazó una parte en particular, si fue reformada, cómo está el vecindario circundante, el estado de los sistemas como el aire acondicionado o la calefacción central y cualquier otra duda o pregunta qué quieras hacer.

Si otros compradores están visitando la vivienda al mismo tiempo, ¡no dudes en programar una nueva visita para mirar más de cerca y plantear tus preguntas en privado!

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